Un ciprés: a él junto, leo.
(El sol va acortando poco
a poco su fulgor loco.
Preludia un ave un gorjeo.)
Me acuesto en la hierba. Leo.
(Es el poniente de hoguera:
contra él una palmera
tiene un débil cabeceo.)
Echo el ojo al hato. Leo.
(Da el sol un golpe mayúsculo
a una montaña...
Crepúsculo.
Se oye de un agua el chorreo.)
Me pongo sentado. Leo.
(La muriente luz se enjambia
fingiendo una gran Alhambra
de mármol cristaloideo.)
(Trunca el ave su gorjeo.
Por el oriente descuella
la noche.
¿Nace una estrella?)
No quedan luces... No leo.
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